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APUNTES DEL NATURAL

ENSAYO DE LOS SETENTA Y DOS

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Llegados a este punto, que te digan en una inspección de riñón, próstata, vesícula e hígado que no ven nada anormal, te recuerda aquella escena de Woody Allen en el film Hanna y sus hermanas cuando le confirman que esa pérdida auditiva no corresponde a un tumor cerebral según el TAC y sale de la consulta en las inmediaciones de Central Park dando unos saltos como no había dado antes. También te permite este punto pronosticar que tampoco te importaría mucho acabar cuando sabes perfectamente que nadie es inmortal (al menos en este mundo) y que la calidad de vida va a ir disminuyendo poco a poco (o a saltos en bastantes ocasiones hasta caer en un abismo nada deseable) y llegar al mismo punto: la caja de pino.

Es el momento en que empiezas a creer que es mejor que las chapuzas te las haga un profesional y tener que pagar por ello, tu lumbago no te permite más que esa opción. Momento en que valoras mucho los ratos de relajo y de descanso cuando antes es que no parabas. Momento en que tantas cosas te resultan tan vulgares, tan tontas, tan infantiles (incluyendo la seriedad de la vida política y social de tu país y del mundo entero, si cabe) que prefieres zafarte de los noticieros, de la TV, de la radio y de los diarios; no quieres saber nada. Es momento en que te gusta comer poco, pero que sea bueno, jodeeeeer.

Es momento de mayor sensibilidad y mayor sensibilización emitida al exterior. No eres tan duro ni distraído que cuando eras joven y todavía no has entrado en el estado de inopia en la que entran los abuelos que ya no se enteran de casi nada. Ahora te cuidas, aunque haga un calor achicharrante no te bañas en el mar tan alegremente como lo hacías cinco años atrás por si te la pegas, no pasas de dos o tres vinos en las comidas con amigos y nada de destilados, el médico te lo ha dicho y le haces caso. Cenas muy ligero, yogures y así, fruta, una tisana para rematar; las cenas con proteínas te hacen tener sueños muy raros y cuando miras en la app de control en tu móvil ya salen alarmas en rojo. Salir con los amigos sí, pero en plan tertulia, para comentar las estupideces de este momento en el mundo, coincidir en la idea de que esto no pasaba cuando teníais treinta y cinco años (y había más necesidades en el planeta, más guerras y menos tecnología) y seguramente las camareras comentan lo poco que consumís y las horas que estáis ocupando sitio en la terraza que otros grupos superconsumidores lo haría con mayor gasto, por supuesto. Si no tenéis nietos, mejor, así no perdéis el tiempo comentando las últimas fotos de ellos en vuestros móviles, que solo queréis la memoria para almacenar imágenes de esos maliciosos «corderitos» babeantes que os sorben el seso: así no parecéis tan ñoños ni ponéis cara de imbéciles citando hazañas de esos imberbes y que no tienen ningún mérito pero que, inexplicablemente, os entusiasman.

Ahora tienes cita con el oftalmólogo una vez al año impepinablemente. El número del fisioterapeuta lo tienes en quinto lugar en las preferencias de tu teléfono, dolores en la espalda son casi todos los días, aunque a mediodía se te haya pasado. Las mismas pastillas todas las mañanas porque ahora tienes colesterol un poco alto, la tensión hay que controlarla y el ácido úrico no hay que permitir que se acumule entre tus huesos (aunque esas constantes ya estaban así hace treinta años, lo que pasa es que no te habías enterado; y total, para lo que vale…. vas a palmar igual, lo que pasará es que te lo dirán como tres días después que al que no se medica). ¿Gimnasia? Para qué? Si con los recados que te deja todos los días tu compañera ya haces tensión muscular suficiente, solo tienes que cuidar el peso, ni un gramo de más y, si tienes suficiente control de lo que comes y no eres glotón, todo solucionado. No voy a decirte que vas a mantenerte como Clint Eastwood hasta los 96 pero te mantendrás en orden según tú mismo, que es lo importante. No todas las comidas te sientan bien ahora pero para eso se han inventado el ALMAX y el LEVOGASTROL. La farmacopea ya es muy antigua, es del tiempo de los griegos sabios y se descubren cada día un montón de cosas nuevas, muchas inútiles pero ¡chico! eso del estómago ya no tiene secretos.

La memoria. Eso es importante. Procura tener muchas cosas simultáneamente y no te preocupes si no recuerdas si has apagado la luz de la cocina al salir a la calle, no tiene la más mínima importancia y es lo lógico. Pero tener un abanico de proyectos en curso es imprescindible para que mantengas la memoria en un nivel aceptable, no perfecto pero aceptable. Eres ahora un poco más torpe que antes, se te cae alguna cosa, dejas el frigo entreabierto porque no cabe del todo el bote que acabas de dejar, pero tampoco es importante; se te resbalan objetos que antes asías con fuerza pero lo realmente peligroso es cuando hay momentos en que se te escapan 6-8-10 ideas que hace media hora tenías controladas y para eso hay que echar mano del calendario de Google que tienes en tu móvil, es una putada, ya lo sé, sería deseable que no lo utilizases en ningún momento pero eso significaría que no tienes la edad que supones, sino quince años menos y los tuyos no van a consentir que les vayas con esas. Jaaaaaaaaaaaaaaaajaja.

Si no padeces de lumbago, atrévete a subir a los sitios que la conciencia te dicta reflexionar, eso sí, que haya alguien en casa y que sepa llamar al 112 sin tartamudear. Si no tienes problemas de audición y mantienes el equilibrio, no hagas caso de las advertencias de tus hijos menores cuando gritan: ¡papá, noooooo! eso no lo hagas, eres mayor! Te vas a sentir mucho mejor cuando acabes, la autoestima es esencial, aunque sientas un poco de molestia cerca de los riñones un par de horas después. Locuras, las mínimas o ninguna, vas a estar tres días fuera de todo circuito si te crees que tienes, no ya 45, sino 25 añitos; ya sé que tienes memoria, pero para estos casos es mejor que la guardes, que la necesitarás sin duda en un futuro próximo.

Ten amigos. Los justos, eso sí, te recomiendo que lo madures y lo digieras. No es lo mismo dar poquito a muchos, no todos merecen que te portes bien, sino que han de ser pocos los elegidos pero a ellos has de darles bastante de ti. Es lo único que te queda en esta vida. ¿Tú sabes lo triste que debe ser llegar a una edad tan longeva que se te hayan muerto todos tus amigos de toda tu vida? Pero si cada uno que se te va es un bocado tan grande el que te da la vida que te arranca mucha parte de tus carnes, eso es una pérdida muy amarga (si tienes los amigos-amigos bien contados con los dedos de….. dos manos) y si los pierdes y no reaccionas es porque eres de un material duro, solo te va a quedar la tele y eso no hay quien lo aguante.

Este también es momento de hacerte más cinéfilo de lo que eras hasta ahora. Repasa la filmografía que no ves desde hace diez años, verás cosas, detalles y significados que antes no captabas; ahora has viajado más y has conocido ambientes que has entendido por fin y la historia, el carácter de los locales de un territorio, el mismo paisaje, ahora tienen un sentido distinto. Por no decir de los estilos arquitectónicos, los automóviles, los vestidos, los peinados, los electrodomésticos, todo es tan divertido verlo ahora con otra mirada que vale la pena bucear por las cintas de los directores y actores preferidos tuyos. El cine que se hace ahora está ya contaminado por la IA, por los guapos de turno y por los efectos especiales, ya no hay nada como los rodajes antiguos a base de espejos, trucos visuales, cámara lenta y poco más. Además, el color de Technicolor y el cinemascope es una pasada.

Autor: eduardoseva12

Viajes, Asociación Cultural "El Negre Yoma", paladar y cocina, platos de cuchara, la fotografía y la pintura, la música y la conversación son nuestras aficiones.

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